martes, 29 de abril de 2014

Palabras y pretextos

   Comenzó esta aventura con un correo inesperado: "Voy a preparar una antología de poesía e internet y me gustaría incluir algunos de sus poemas". Encantado. Cómo no. "El único problema", añadía el antólogo en su correo, "es que debo citar textos publicados en internet: por eso necesito que abra un blog o cuelgue algunos poemas en Facebook".
   He ahí el pretexto que quizá necesitaba o andaba secretamente esperando. Pienso ahora que toda palabra es pretexto. Al final de su viaje, la palabra se volverá irreversible y ajena. La veréis quizá publicada, pero ya casi irreconocible, sacada de quicio, travestida en nuevos contextos. Aquí, de momento, será palabra súbita, escéptica, provisional asombro, herida abierta, quién sabe si afán inútil. 
   En otra habitación de la casa amontono desde hace años -bien es verdad que con creciente desidia- reflexiones y digresiones sobre textos periodísticos. En este cuarto de escritura, en cambio, me prohibiré la reflexión analítica (y periodística). Solo pretextos. Nada de análisis. Escribir por escribir. Escribir para escribir. Como en un cuaderno de notas destinado a custodiar apuntes en sucio. Sin demasiadas pretensiones. Se trata únicamente de fotografiar ideas, frases, nombres, gestos. En silencio. Al menos sin estridencias. Sin avisos en Facebook ni anuncios en Twitter. Pretextos, sin más.