lunes, 28 de agosto de 2017

Un café para el buscador de palabras

Un café. Necesitaba un café. Como mínimo eso. Dejó el libro apoyado en la estantería. Hipotenso pertinaz, se mareó levemente al levantarse de la butaca. Dos minutos después, ya en la cocina, prosiguió con su extenuante búsqueda de palabras: "En estos días extraños (ya sabes), te sueño tanto, y tan a deshoras, que no sabría cómo nombrar esta convivencia nuestra".

Le faltaba una palabra. De nuevo. Otra vez. Una vez más. Sin desesperación evidente, el buscador de palabras cogió una taza pequeña. La llenó de café recién hecho. Disfrutó del olor antes volver a su tarea. "No será real, pero es un sueño tan tenaz y persistente que casi me permite vivir contigo", pensó. "Vivir contigo", dijo incluso a media voz. "Sin que tú lo sepas, amor, pero ya ves: vivir contigo".