miércoles, 26 de diciembre de 2018

Perdido porvenir

Contra el veneno de la nostalgia, un mapa, un croquis (qué palabra: "croquis"), una provisión de fondos, un dibujillo en la arena de esa playa que convierte los pensamientos en proyectos, una locura imposible anotada en la agenda. 

Contra el veneno de la nostalgia, la certidumbre de que todo lo pasado está a salvo. Por definición. Por esencia. Solo el porvenir corre peligro. Si pierdes un adarme de porvenir (tal vez por observar con nostalgia ese pasado supuestamente irrecuperable), tú misma estarás perdida. No por completo, pero sí en parte. Y eso ya es demasiado.

jueves, 6 de diciembre de 2018

Las palabras que no están

La vieja perorata ahora se llama "hilo".

Y "brutal" ya no significa 'brutal', porque hemos forzado su sentido con brutalidad "digna de mejor causa".


Y decimos "completamente lleno" o "en plena calle". Y leemos, sin espasmos ni escalofríos, que "el próximo tren va a efectuar su entrada en la estación".


Y más tarde, cuando buscamos palabras y no están, aún nos preguntamos por qué.


miércoles, 7 de noviembre de 2018

Un lenguaje nuevo

   Quise anoche decir "conocimiento", "placer", "piezas encajadas". Busqué, dudé, tanteé por aquí y por allá. Y salieron torpemente a mi paso algunas palabras. En vano. Porque ahora sé que yo no buscaba ni busco palabras. Busco en realidad un lenguaje nuevo, un idioma que aún no existe.

   Necesitaba decir "conocimiento", "placer", "piezas encajadas", pero la suma de todos esos términos poco o nada tiene que ver con la esencia de aquello que me empeño en verbalizar.

   También quise decir anoche, con una sola y definitiva palabra, algo así como "frontera de piel que deshace las fronteras mientras se acarician tu piel y mi piel". ¿Cómo se dice exactamente esto que apenas alcanzo a insinuar con estúpidos circunloquios? ¿Cuál es la palabra precisa y perfecta para nombrar ese aturdimiento?

miércoles, 31 de octubre de 2018

Tampoco el amor

   No el amor sostenido en entregas, besos o abrazos. No el amor que sabe adónde va. 

  (...)

   Sino el amor que divide el mundo en luz y silencio.

   (...)

sábado, 6 de octubre de 2018

Es verdad

Esos días que son el final de todo y el principio de algo.


lunes, 24 de septiembre de 2018

Un personaje piensa en el amor

"Te quiero muchísimo", escribió ella. Sintió entonces un dolor desconocido. Algo así como una maquinilla de afeitar deambulando juguetonamente por los pulmones, o el dedo corazón empotrado contra el rallador justo después de que el limón resbalara de las manos, o esa batidora que penetra en las entrañas de un animal que soñamos ser y al que alguien pretende convertir en despojo y paté. "Te quiero muchísimo", había dicho. A él no le resultó sencillo fingir, continuar con el intercambio de mensajes como si nada grave hubiera ocurrido. Bastante más tarde (al menos dos semanas después) comprendió que "te quiero mucho" no dice cuánto, sino cómo.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Viajes de desamor

   Supongo que morir es algo parecido a esto. No tan dramático como la gente suele decir o creer. No. El dolor no aprieta. Acaricia, pero no golpea. No hay ahogos ni convulsiones ni espasmos. Se trata más bien de un viaje muy lento. Quieres tal vez evitarlo. O quizá acelerarlo. O acaso modificar levemente el rumbo. En vano. Acabas de descubrir que nada de eso depende ya de ti. Tu cuerpo no te pertenece. Ese desplazamiento continuo, casi imperceptible, te aleja de los vivos, te separa del amor que pensaste inmortal, te lleva hacia otro mundo que aún ni siquiera sospechas.

   Todo parece un movimiento suave y calmo, sin estridencias ni bruscas imposiciones. Sin embargo, has de aceptar que no gobiernas este viaje. Que tu amor se desintegra. Que en realidad simplemente obedeces.

   Debes irte. Sin más.

lunes, 27 de agosto de 2018

En sueños

"Me gusta el afán de los gerundios", dijo una tarde.

(...)

"Me gusta el afán de los gerundios, su empeño en sobrevivir, su tenacidad imperturbable". Ya no sé si dijo o soñé que dijo. O todo al tiempo.


miércoles, 22 de agosto de 2018

Otra vez ahora


Tocar el límite. Los límites. Y ahora ya solo buscar palabras. 

sábado, 21 de julio de 2018

Contra los viejos hábitos


Un personaje de microcuento prepara su equipaje. Siempre había pensado que a la vuelta sería otro. Este año, sin embargo, le pudo la impaciencia.

miércoles, 20 de junio de 2018

El reloj

Un personaje. Concentrado en sí mismo. Silencioso. Hermético. Incluso impenetrable.

Hoy lleva traje "príncipe de gales" grisáceo. Tal vez -piensa al recordar su asilvestrado daltonismo- ligeramente verdoso. Camisa negra. Ahí no dudó. Cinturón y zapatos negros. Hoy ha estado en varias ocasiones a punto de estallar. A punto. A un centímetro. A una milésima de segundo. Y en cada una de esas ocasiones hoy ha mirado hacia su muñeca derecha. Y ha encontrado refugio. Ese reloj (negro, también negro) le transmite una calma singular: una calma que parece el despojo de vehemencias vanas, lo que queda en reposo cuando todo lo inútil se ha ido, un desapego de miedos y urgencias -terribles monstruos- que le sorprende precisamente porque hoy lleva todo el día a punto de estallar, a un centímetro, a una milésima de segundo. 

Es muy extraño. Ese reloj le transmite calma. ¿Por qué un reloj? ¿Por qué ese reloj? ¿Y por qué ahora? 

sábado, 16 de junio de 2018

Un tiempo sin nombre

Ese instante a partir del cual la escritura cesa y la vida sigue.

sábado, 26 de mayo de 2018

Pasión y prudencia

Qué difícil combinar esos dos hilos. En la prudencia hay siempre algo que te refrena. Piensas que debes esperar, que no conviene precipitar nada, que ya veremos. En la pasión, por el contrario, emerge a cada instante un ímpetu que te supera y te lleva a decir o hacer eso que tal vez resulte improcedente pero que sientes necesario para seguir viviendo. En la pasión estás perdido. En la prudencia no te encuentras. Nada es adecuado ni suficiente si optas por alguna de esas vías. Si procuras conciliar, te devora de inmediato una especie de locura interior, una desazón devastadora que desactiva el fuego y desquicia la calma. 

sábado, 28 de abril de 2018

Una mujer que fue


   Y ya no está. Ya no existe. Ese amor intenso y definitivo se quebró en algún lugar, en algún momento. Ya no existe. Ese amor se refugió como pudo, luchó contra sí mismo, se debatió entre el fulgor de otros amores y el violento naufragio que sin remedio suponía perseverar en algo estéril, yermo. Tú mismo lo condenaste a ser algo yermo y estéril.

   No te quejes. Tampoco tú eres el mismo. Esa mujer ya no está. Su amor intenso y definitivo ya no existe. Haz lo que quieras o lo que debas, pero no te quejes. Puedes seguir amándola como que te plazca. Ocurre tan solo que no podrás esperar nada a cambio. Ya sabes qué dicen del verdadero amor: nunca espera nada a cambio. No será ese amor tuyo tan verdadero y esencial si algo esperas. 

domingo, 22 de abril de 2018

Soledad

Vivir solo. Desgarradora y liberatoriamente solo. Vivir solo. Todas las distancias cobran ahora un sentido nuevo. Vivir solo y no depender de nada. No hay fronteras. No hay límites. Vivir solo. Casi nadie lo sabe, pero qué importa. 

viernes, 9 de marzo de 2018

Camino de perdición

  No sé dónde estoy. Hoy no lo sé. Recuerdo qué buscaba. Tan solo eso. Te veo, escucho tu música, acaricio una piel que ya es memoria de tus manos, imagino de nuevo los besos que quién sabe, siento un latido en aquella camiseta azul que te presté. Y, sin embargo, no sé dónde estoy. 

   Porque no sé dónde estás ni qué será de nosotros.

domingo, 4 de marzo de 2018

Lo irreparable


  Era exactamente así: "En el amor no existe / lo verdadero sin lo irreparable". Lo irreparable. Lo irreparable. El amor y lo irreparable: nada que ver con el pasado. 

domingo, 18 de febrero de 2018

Luminoso y cálido


Tu casa me gusta, dijo ella. Me gusta porque es un lugar luminoso y cálido. Qué maravilloso punto de partida. Ojalá fuera yo mismo un lugar luminoso y cálido, pensó él. 

sábado, 27 de enero de 2018

Fractura a destiempo

Las fracturas de amor. Los indicios. Los síntomas. Los lenguajes no precisamente racionales. Un rosal que regaló (o regalaste): víctima de un vulgar trastorno adaptativo. Y qué. Qué importa eso. No riegues la desolación ancestral. No abones el pensamiento mágico. Las fracturas del amor, tan silenciosas, tan levemente humanas, llegarán cuando lleguen. No antes ni después.