lunes, 27 de julio de 2015

La tozudez y el cansancio

   Escribir es un ejercicio de paciencia, de dosificación de fuerzas, de tenacidad. Eso creía. Con los años he comprobado que escribir, además de todo ello, es una demostración cotidiana de tozudez, de terquedad. Si quieres publicar, debes ser terco. Testarudo, obstinado, pugnaz. Con frecuencia hay que armarse de fe para seguir insistiendo. Porque la realidad te derrumba, te carcome lentamente, con una eficacia tan demoledora que casi prefieres olvidarlo todo de inmediato. Por fortuna a veces ocurre algo extraño en tu interior: mientras saboreas en silencio la derrota, urdes ya la venganza, la reacción inmediata, la estrategia con la que desafiar al cansancio y a la lógica.
   Escribir es un ejercicio de obstinación insensata. Particularmente en esa fase en la que ya no tienes nada que escribir (o eso crees), pero la tarea de la escritura se enfrenta a su momento decisivo: saber si alguien quiere publicar tu historia. Si entonces te fallan la testarudez y el empecinamiento, acabarás claudicando como tantos y tantos otros. Claudicar, sucumbir, aceptar el fracaso. Eso es lo que puede acabar ocurriendo si te resignas a ser ponderado y juicioso. 
   Quedas avisado.   

sábado, 25 de julio de 2015

Correo tras el café en el Comercial

  "(...) Aprovecho para contarte algo importante. Me pillas delante del ordenador, revisando el texto. Intento ver dónde encajar algunas de tus sugerencias. Imposible. No por cabezonería, ni por orgullo, ni por pereza. Es que ya estoy fuera de la historia. Terminé de escribir hace seis meses. Desde entonces he leído varias veces, he corregido erratas y he modificado trazos menores, pero ahora me siento ya incapaz de afrontar otro tipo de cambios. La historia ya no es mía. Se me ha ido. Para bien y para mal".

miércoles, 22 de julio de 2015

Impotencia verbal

Después de escribir "extraordinaria", "inteligente", "sensible", "generosa" y "alegre" (además de algún otro término que solo ella podía descifrar), anotó: "Se me acaban los adjetivos y tú sigues".

viernes, 17 de julio de 2015

Síntomas

   Algo le habían contado, pero no hizo mucho caso. Cuentan tantas estupideces. El caso es que un buen día, en una fiesta de graduación de la Facultad, los encontró cuando se disponían a entrar en el Salón de Actos. 
   - ¿Qué tal estáis? -preguntó mientras intentaba hacerse a un lado para no molestar.
   Él no tuvo oportunidad de responder. Solo pudo bosquejar algo que parecía una sonrisa. Un conato de sonrisa, más bien. Ella se adelantó:
   - La convivencia, bien -dijo-, pero creo que ya no nos deseamos como antes.

miércoles, 15 de julio de 2015

Narración plana

"La narración de tu novela es demasiado plana", dijo la editora en su amable correo. Lleva razón. En realidad es muy generosa. Ni siquiera discute lo de "novela", aunque le parezca "demasiado plana".