jueves, 26 de junio de 2014

Colaboración silenciosa

   Un juez ha escrito en un auto esa expresión: "colaboración silenciosa". Muy sugerente. Llevo varios días descifrándola. Colaboración silenciosa... Cuanto más lo pienso, más sugestivo me parece. Creo que acabará en Marineros. Para que no se dude de que bromeo en serio:


martes, 24 de junio de 2014

El reencuentro

   (...)
   Se empeñaron heroica y absurdamente en luchar. Evitaban mirarse. Hablaban de cuestiones prácticas o banales: del trabajo, de los padres, de los viajes, de la vida en el pueblo, de la vida en la ciudad, de las lecturas recientes, del paseo que simulaban estar dando...
   Mientras las palabras dibujaban en el aire corazas, por el interior de sus cabezas danzaban desordenadas algunas criaturas innombrables. Piel, por ejemplo. Labios. De repente manos. "Me gusta tu barba", se atrevió a insinuar ella. "Me encanta tu olor", quiso -y no supo- responder él. Procuraron inmediatamente tomar distancia, respirar aire limpio, comportarse como era debido. Evitar tensiones. Prevenir posibles heridas. Fingían huir de sí mismos aun cuando sabían perfectamente que en realidad huían del otro. Ambos conocían el final. Una última mirada. Un levísimo roce.
   (...)

miércoles, 18 de junio de 2014

Proyectos (y II)


   Toda lectura presupone e implica enajenación. Toda escritura es a un tiempo pre-lectura y lectura diferida. Escribir significa imaginar un lector, darle forma y aliento. Solo así podrá más tarde el lector vivificar un texto. La clave de estas extrañas alquimias reside en las palabras con las que se teje esa relación secreta. Ahí estará todo: en las contadas e irrevocables palabras que intercambien autor y lector. José Emilio Pacheco: “si leo mis poemas en público / le quito su único sentido a la poesía: / hacer que mis palabras sean tu voz, / por un instante al menos”. 
   El texto no es solo un punto de encuentro, sino también un nexo, un tegumento que protege del hastío, del olvido, de la indiferencia. “Poesía, cosa cordial”, escribió Machado. La poesía mira con frecuencia ensimismada hacia adentro. Hacia el yo. Y bien está que lo haga, si así lo desea. Pero conste que no tiene prohibido echar un vistazo de cuando en cuando al otro, a los otros, al yo que nos abraza, saluda, consuela, ordena, asombra, insulta o ignora.
   Marineros de agua dulce será la búsqueda desnuda del otro, un paseo por el Cerro de los Locos a media tarde, un fin de semana en la Casa del Callejón de la Huerta, una antología de los derrelictos encontrados al azar en la Gran Vía de Madrid. Será: etimológicamente: "ha-de-ser".

sábado, 14 de junio de 2014

Proyectos (I)

   Una novela sobre la mentira. Sin pretensiones inasumibles. Algo sencillo, directo, de argumento vivo y cálido. Una novela sobre la mentira periodística como metáfora de la gran mentira en la que hemos vivido. En la que estamos aún viviendo. Principal desafío: cómo contar con eficacia narrativa una historia de buenos y malos.
   Se llamará No te fíes del cielo. Marcos de Lorenzo, Antonio Blanco (Toni Sombras), José Luis Ventín, Lucía Crespo... Marcos y Lucía. El idioma y la piel. Alrededor de ambos, un sinfín de patrañas, negocios, mezquindades, ególatras de cuello blanco, cobardes, embusteros, farsantes y tramposos sin escrúpulos.

lunes, 2 de junio de 2014

El encuentro

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   Se conocían. Creo que se conocían vagamente. Pero ella no era ya profesora, aunque seguía dando clases, ni él era alumno, por más que nunca hubiera dejado de aprender. Ahora se sentían otros. Dos adultos, dos extraños con derecho a entablar conversación a propósito de cualquier menudencia. 
   Eran también dos cuerpos, dos intuiciones. Ella sospechó algo. Él, secretamente, pensó que no podía ser. ¿Estaría también ella percibiendo esa atracción? Nunca antes había vivido el sexo de este modo: no como una evidencia física, corporal, sino como una sutil intuición, como una indescifrable posibilidad.
   (...)

domingo, 1 de junio de 2014

El futuro y sus coordenadas precisas

   La edad no tiene nada que ver con el pasado. La edad solo mide la distancia desde la cual nos atrevemos a observar el futuro.