lunes, 12 de enero de 2015

Ajuste de cuentas

Escribir solo por necesidad. Solo con acento (yo lo prefiero sin acento para que en caso de duda no decida el acento, sino el lector: es decir, tú). No como desahogo ni como liberación terapéutica. Para eso mejor pegarse una paliza corriendo. O estrenar un diario personal. O dormir. No, no es eso. Escribir por necesidad es escribir para ajustar cuentas con el mundo y contigo mismo, para comprender, para quedar en paz. Me gusta esa expresión tan gráfica: "ajuste de cuentas". Como anotan muchos periodistas en las crónicas de sucesos cuando no tienen ni la más peregrina idea sobre qué ha ocurrido de verdad: "la policía baraja la hipótesis de un ajuste de cuentas...". ¿Cómo se baraja una hipótesis?
En el silencio -todo conjetura- que sigue al acto de escribir, una nota, un mensaje, un intercambio de pareceres. Unas palabras que me hacen pensar: "si he de ser indulgente conmigo misma, cómo no serlo con los demás (...). Muchos de los personajes se te han escapado vivos. Has sido, pues, también indulgente. Mucha suerte".  Etcétera.
Hubo críticas mucho peores sobre el texto, pero esta atacaba sutilmente a la razón misma de escribir. Entendido. Bien está. Conclusión: nunca escribir por algo o por alguien. Jamás. Puedes escribir por necesidad (si quieres), pero jamás por algo o por alguien. Escribir a conciencia y en conciencia, sin esperar nada, absolutamente nada. Liberar el silencio posterior a la escritura de toda interferencia. Nada de mensajes. Ni un solo intercambio de pareceres para obtener aprobaciones. No escribes para nada ni para nadie. Solo escribes por necesidad. Para ajustar cuentas.