No sé dónde estoy. Hoy no lo sé. Recuerdo qué buscaba. Tan solo eso. Te veo, escucho tu música, acaricio una piel que ya es memoria de tus manos, imagino de nuevo los besos que quién sabe, siento un latido en aquella camiseta azul que te presté. Y, sin embargo, no sé dónde estoy.
Porque no sé dónde estás ni qué será de nosotros.