viernes, 19 de diciembre de 2014

Punto final

   Un silencio envasado al vacío. Así, de pronto, una mañana cualquiera de viernes. Como la de hoy mismo. Terminar una historia. Punto final. No saber qué has escrito. Ni para qué. Ni para quién.
   Y, sin embargo, seguir buscando argumentos mientras caminas por la calle. Seguir viendo rostros difusos allá al fondo, al otro lado de los árboles. Escuchar sus voces ahogadas cuando abres la puerta del armario para coger una chaqueta vieja.
   El narrador, Marcos de Lorenzo, se arrojó anoche contra el cielo sucio de Madrid. Y ahí acabó todo. Dejó su historia terminada. Definitivamente abierta. Es decir, terminada. No te empeñes en buscar más palabras. En todo caso sobran. No pretendas convertirte en protagonista de una historia que no te pertenece. Anoche, antes de abrazarte y emprender viaje, Marcos -recuérdalo- solo te pidió que limpiaras el texto de erratas.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Una página

La primera página del capítulo 13. Por ejemplo. Esa que arrancaste al sueño, al cansancio, a la pereza más feroz, a la inercia de un relato que ya podría limitarse a contar lo previsto. Esa página que no es bella, ni original, ni dramática. Que no se subordina a la acción. Que entretiene lo justo. Que no hace concesiones innecesarias. Esa página -particularmente esa página- es la verdadera conciencia de la escritura en que habitas. Aunque nadie la subraye ni admire, ninguna otra alcanzará su altura.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Encrucijadas

Marcos comprende que ha llegado el momento. Aprovecha el mes de agosto para escapar y pensar qué quiere hacer con su vida. Necesita saberlo. Capítulo noveno. Casi a mitad de camino.

"Necesitaba, repetí. Y era verdad. No se trataba de un viaje –de esos que hacemos a menudo en vacaciones– para descansar de nosotros mismos, para huir de nuestras rutinas y fatigas interiores. Quería sobre todo respirar otro aire. Me había propuesto mirar hacia mí mismo con absoluta franqueza. Y sobre todo con cierta distancia. Estaba seguro de que mi vida se hallaba en uno de esos cruces de caminos que nos marcan durante años. A la izquierda o a la derecha. Tienes que elegir. No puedes seguir avanzando sin desviarte de una de esas dos opciones.
Intuí además que era el momento justo. Me sentía en la frontera misma de esa etapa en la que todavía puedes decidir, porque las circunstancias aún no te arrollan. Luego, muy poco después, ya no habría nada que cambiar. Ni siquiera tendría tiempo o fuerzas para plantearme otras vidas. Solo una desgarradora sensación de fracaso nos invita a volver hacia atrás aun a sabiendas de que llegamos tarde. Aquel verano de 2005 pensé que estaba a punto de ser tarde. Ahora. Ya. A la izquierda o a la derecha. Decide por dónde quieres seguir avanzando".
 


martes, 28 de octubre de 2014

Voluntad y memoria

Olvidar es un acto mecánico que requiere sangre fría. Conviene no ovidarlo. 

viernes, 24 de octubre de 2014

Atenuantes



Deletrear el silencio. Atenuar. Destejer. Cultivar o aceptar el olvido. Dejar que pase el tiempo. Mientras tanto, observar cómo el mar regresa a su mundo –cinco o diez metros atrás– convencido súbitamente de que la tierra es una ficción impenetrable.

martes, 14 de octubre de 2014

Equilibrios inestables

De vuelta a casa sintió que había fracasado. De nuevo. Como tantas y tantas veces. Fracaso total, absoluto, doloroso. Volvió a notar en su boca un sabor agrio que conocía bien.
No dijo nada. "La vida es así", pensó. Un precario equilibrio, un espejismo, un rumor que a menudo conduce al absurdo, una torpe batalla entre lo que sabes y lo que puedes decir abiertamente.

martes, 7 de octubre de 2014

Acompañamientos

Mientras das nombre a los personajes, ajustas el tiempo y los espacios, engrasas la maquinaria narrativa, ensayas el tono y marcas definitivamente el punto de vista, quizá deberías seleccionar la música que habrá de acompañarte cuando escribas: es una tarea tal vez más importante que todas las anteriores.

Si dejas que alguien elija la música por ti, habrás de confiar ciegamente en esa persona.

  

jueves, 2 de octubre de 2014

No es la página en blanco

El placer de escribir. Por primera vez. El miedo a escribir. También por primera vez. Así, inmediatamente, sin tiempo apenas para olvidar o proyectar sensaciones. Sin recursos para amortiguar el impacto de la comparación: placer y miedo, frente a frente, separados tan solo -y ni siquiera de eso estoy seguro- por una línea en blanco, por esa cremallera de silencios y sobreentedidos que conduce de un párrafo a otro, de una página a la siguiente, del capítulo anterior a uno nuevo.
La escritura y el miedo, por primera vez. Un mundo desconocido, una lengua extraña. No se trata en esta ocasión de encontrar las palabras. Se trata, en realidad, de saber si hay palabras. 

jueves, 25 de septiembre de 2014

Lluvia en los cristales

Eso que somos antes de decidir cómo somos. La sensual historia de amor, incestuosa y descarnada, entre el pasado y la memoria.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Cambios de edad

Cuando terminas de leer un libro, pasas página. Cuando terminas de escribir un libro, cambias de siglo, de época o incluso de vida. 

(...)

Esta noche cambiamos de vida.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Intrusos

De repente, sin explicación alguna, entre dos libros (dos proyectos de libro) se cuela un tercero. Entre Marineros de agua dulce y No te fíes del cielo, de pronto, irremediablemente, se abre hueco una historia menor: La abuela más traviesa del mundo. Libro para niños. O sobre niños. No lo sé. 
La abuela Pepa inventa historias para cuidar a sus niñas. Para protegerlas del miedo y de la incertidumbre. Sara y Lucía descubren a una persona generosa, admirable, valiente. Conocían su nombre, pero no su vida. Una situación de emergencia une para siempre a Sara y a Lucía con esa abuela que todos hubiéramos querido tener. Pepa, como es lógico, existe. Es ficción y existe.
 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Enigmas inaceptables

Que la palabra "álgido" signifique "muy frío", pero también signifique "momento o periodo crítico o culminante". Que la palabra "lívido" signifique "amoratado", pero también "intensamente pálido". Que la palabra "amor" signifique o no, dependiendo del instante, de las circunstancias, de los cambiantes e ingobernables estados de ánimo. Que tú seas enteramente tú, sin apenas una brizna de mí. Que yo respire -lívido, álgido- lejos de tu aliento, amor.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

El mar y los cuerpos

Suena un piano. Oltremare. Una mujer pasea por la arena, dejando que el agua acaricie sus pies. Un hombre, tal vez a cientos de kilómetros, camina por una playa desierta. Ella dijo (o pensó): "será que solo /hay un mar, o será / que todo es un único mar". Él dijo (o pensó): "un solo mar, / y su cuerpo al alcance / súbitamente de mis manos".

miércoles, 23 de julio de 2014

Una tarde en llamas

   Infinitamente más lento (y más bajo) que esas portentosas máquinas que braman para volar, volar.

viernes, 18 de julio de 2014

Desequilibrios

   Ocurrió en el patio. Conocía a los dos chicos. Precisamente por eso, porque los conocía, hubiera preferido pasar de largo. Cuando se acercó pudo comprobar que ya ni siquiera discutían. El motivo del desencuentro, de las primeras voces e insultos, parecía olvidado.
   No era una pelea de pequeño-bueno contra mayor-malvado. Ya digo que los conocía de sobra. Pensó que era más bien una batalla desigual. El pequeño casi siempre arañaba. El mayor de vez en cuando aplastaba. Aquella contienda no iba a acabar con vencedores y vencidos, sino con aniquiladores y aniquilados. Los otros vecinos miraban. Sin más.

miércoles, 16 de julio de 2014

El bosque

   En el bosque, por el bosque, se olvidó del bosque.

sábado, 12 de julio de 2014

Las fronteras

   Marcos huye de forma literal y metafórica. A un tiempo. Ayer tarde dijo: "cuando corro, me gusta identificar esos momentos en los que no puedo más y descubrir por qué, a pesar de todo, sigo corriendo hasta que decido que ya basta".

jueves, 10 de julio de 2014

Leves imposturas (II)

Pensó escribir:                                    
                      "te deseo lo mejor".
      
Supo de inmediato que necesitaba
buscar otras palabras. Tachó, cambió,
hizo, rehízo, deshizo… E indagó

miércoles, 9 de julio de 2014

Leves imposturas

   Probaremos el dodecasílabo. Siempre me dijeron que su ritmo era machacón, agobiante. Por eso fue sustituido muy pronto por el endecasílabo, mucho más ágil y variado en los ritmos. Probemos el dodecasílabo: contar una historia de amor a través de una frase. "Pensó escribir: te deseo lo mejor". Machacón, sí, agobiante. El chico rehace la frase mil veces porque sabe que, al escribir esto, miente. O no dice toda la verdad. "Leves imposturas". Un poema para reconstruir el proceso de una sencilla transformación textual que conduce a la desnudez, a la verdad. Leves imposturas.

lunes, 7 de julio de 2014

Hipótesis

   Un poemario sin una sola primera persona del singular. Sin un solo yo. Una mirada que se alimenta de las vidas que contempla, de los sufrimientos y placeres con los que simpatiza, de los naufragios a los que asiste, de los tesoros que acierta a descubrir. El mar no es ya un territorio imaginario, sino más bien un modo de escritura.  

martes, 1 de julio de 2014

Simulacros

   He coincidido esta mañana en el supermercado con un amigo de Facebook. He fingido que no lo conocía. Por pudor, supongo. Él, que por un instante me miró a los ojos y pareció estar a punto de decir algo, ni siquiera ha necesitado fingir. Si se hubiera tratado de un seguidor de Twitter (o de alguien a quien sigo), no me habrían extrañado nuestros comportamientos. Pero era un amigo de Facebook. Yo simulé no conocerlo y él ni siquiera me conocía.

jueves, 26 de junio de 2014

Colaboración silenciosa

   Un juez ha escrito en un auto esa expresión: "colaboración silenciosa". Muy sugerente. Llevo varios días descifrándola. Colaboración silenciosa... Cuanto más lo pienso, más sugestivo me parece. Creo que acabará en Marineros. Para que no se dude de que bromeo en serio:


martes, 24 de junio de 2014

El reencuentro

   (...)
   Se empeñaron heroica y absurdamente en luchar. Evitaban mirarse. Hablaban de cuestiones prácticas o banales: del trabajo, de los padres, de los viajes, de la vida en el pueblo, de la vida en la ciudad, de las lecturas recientes, del paseo que simulaban estar dando...
   Mientras las palabras dibujaban en el aire corazas, por el interior de sus cabezas danzaban desordenadas algunas criaturas innombrables. Piel, por ejemplo. Labios. De repente manos. "Me gusta tu barba", se atrevió a insinuar ella. "Me encanta tu olor", quiso -y no supo- responder él. Procuraron inmediatamente tomar distancia, respirar aire limpio, comportarse como era debido. Evitar tensiones. Prevenir posibles heridas. Fingían huir de sí mismos aun cuando sabían perfectamente que en realidad huían del otro. Ambos conocían el final. Una última mirada. Un levísimo roce.
   (...)

miércoles, 18 de junio de 2014

Proyectos (y II)


   Toda lectura presupone e implica enajenación. Toda escritura es a un tiempo pre-lectura y lectura diferida. Escribir significa imaginar un lector, darle forma y aliento. Solo así podrá más tarde el lector vivificar un texto. La clave de estas extrañas alquimias reside en las palabras con las que se teje esa relación secreta. Ahí estará todo: en las contadas e irrevocables palabras que intercambien autor y lector. José Emilio Pacheco: “si leo mis poemas en público / le quito su único sentido a la poesía: / hacer que mis palabras sean tu voz, / por un instante al menos”. 
   El texto no es solo un punto de encuentro, sino también un nexo, un tegumento que protege del hastío, del olvido, de la indiferencia. “Poesía, cosa cordial”, escribió Machado. La poesía mira con frecuencia ensimismada hacia adentro. Hacia el yo. Y bien está que lo haga, si así lo desea. Pero conste que no tiene prohibido echar un vistazo de cuando en cuando al otro, a los otros, al yo que nos abraza, saluda, consuela, ordena, asombra, insulta o ignora.
   Marineros de agua dulce será la búsqueda desnuda del otro, un paseo por el Cerro de los Locos a media tarde, un fin de semana en la Casa del Callejón de la Huerta, una antología de los derrelictos encontrados al azar en la Gran Vía de Madrid. Será: etimológicamente: "ha-de-ser".

sábado, 14 de junio de 2014

Proyectos (I)

   Una novela sobre la mentira. Sin pretensiones inasumibles. Algo sencillo, directo, de argumento vivo y cálido. Una novela sobre la mentira periodística como metáfora de la gran mentira en la que hemos vivido. En la que estamos aún viviendo. Principal desafío: cómo contar con eficacia narrativa una historia de buenos y malos.
   Se llamará No te fíes del cielo. Marcos de Lorenzo, Antonio Blanco (Toni Sombras), José Luis Ventín, Lucía Crespo... Marcos y Lucía. El idioma y la piel. Alrededor de ambos, un sinfín de patrañas, negocios, mezquindades, ególatras de cuello blanco, cobardes, embusteros, farsantes y tramposos sin escrúpulos.

lunes, 2 de junio de 2014

El encuentro

   (...)
   Se conocían. Creo que se conocían vagamente. Pero ella no era ya profesora, aunque seguía dando clases, ni él era alumno, por más que nunca hubiera dejado de aprender. Ahora se sentían otros. Dos adultos, dos extraños con derecho a entablar conversación a propósito de cualquier menudencia. 
   Eran también dos cuerpos, dos intuiciones. Ella sospechó algo. Él, secretamente, pensó que no podía ser. ¿Estaría también ella percibiendo esa atracción? Nunca antes había vivido el sexo de este modo: no como una evidencia física, corporal, sino como una sutil intuición, como una indescifrable posibilidad.
   (...)

domingo, 1 de junio de 2014

El futuro y sus coordenadas precisas

   La edad no tiene nada que ver con el pasado. La edad solo mide la distancia desde la cual nos atrevemos a observar el futuro.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Viajes

"No hay viajes de vuelta", pensó.

martes, 20 de mayo de 2014

Paseos marítimos

   El mar y yo solos.
El mar y tú a solas.
    Tu cuerpo en las algas
que abrazan naufragios.
    Mi cuerpo en las olas,
entre acantilados
de empeños y azares.
    El mar es silencio.
El mar es silencio.
      

domingo, 18 de mayo de 2014

Te estaré mirando


     Un hombre en la calle
vigila tus pasos,
respira tu aliento
                      y palpa el temblor
                      desnudo del agua
                      y el miedo en tus ojos.
   Un hombre en la calle,
leyendo el periódico,
convierte su rostro
                       en la hoja de un árbol,
                      noticias de nadie
                      para amar despacio.

jueves, 15 de mayo de 2014

Y esta claridad


   Cuántas vidas caben
en la vida azul
del agua del mar,
    y en las acrobacias
ágiles, traviesas,
que traza el azar
y aman las libélulas.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Nombro tu nombre


   Cuando tú no estás
abrazo tu nombre,
espasmo de mar,
cruce de ausencias
que sostienen pérdidas,
alféizar y llanto.
Grietas en las manos,
polvo en la memoria.

lunes, 12 de mayo de 2014

Esquizofrenias


    Naufragio: dos mundos
que se necesitan
puros y hegemónicos.
    Uno me mira a ratos
con la desconfianza
de quien se ha sentido
ya más de una vez
traicionado. 

jueves, 8 de mayo de 2014

Pateras de seda (y III)


       aun así, o precisamente por eso

      Sabía que sólo podía ser
mi sombra. Pero confieso que tuve
miedo. Un miedo atroz y vulgar.

martes, 6 de mayo de 2014

Pateras de seda (II)


         poema de agua

   El agua dibuja cenefas en tus cabellos.
Nostalgia del agua. Helipuertos de mar y nube,
luna entrecortada que ilumina tus metáforas.

   Telas de araña sobre el agua. Nostalgia pálida
del agua cristalina. Prolegómenos de luz,
aerolitos de luz, el mar dibuja cenefas

de amor en tus pupilas, y el viento tiene prisa,
y la libertad es un tiempo que hemos perdido
divagando si por azar. Nostalgia del agua.

domingo, 4 de mayo de 2014

Pateras de seda (I)



   Versos en crisis (@versosencrisis) pide un texto. Antología. La poesía, desenfangada del yo, piensa en el otro. En los otros. En quienes peor lo pasan. Marineros de agua dulce procurará precisamente eso: mirar la realidad de los otros mientras luchan para evitar el naufragio, mientras soportan el desdén de quienes se saben a salvo. Propongo a @versosencrisis este poema de Pateras de seda. Pienso en el desdén de las instituciones, de los códigos, de las leyes. Pienso en la mirada ajena y centrífuga con que observamos cualquier tarde a quien se juega la vida en nuestro irresponsable pasar de largo.



La sabiduría de los códigos



       “La mejor forma

       de evitar los derrapes

       es conducir

       adecuadamente

      según las circunstancias”.

 


         (Reglamento General de Circulación
     de las Normas sobre Tráfico,
     Circulación de Vehículos a Motor
     y Seguridad Vial [Real Decreto 13/1992,
     de 17 de enero].)

jueves, 1 de mayo de 2014

Memoria

   La herida no desemboca en cicatriz. Jamás. Desemboca -si acaso- en memoria. Reconstrucción de naufragios. Derrelictos. Ensoñación desgalichada. Un viaje por dentro de otro viaje. Tránsito inestable. Tú y tú. Yo al fondo: una simple máscara, un despojo interior que cultiva la vanidad y el cataclismo. Vayamos por partes.

martes, 29 de abril de 2014

Palabras y pretextos

   Comenzó esta aventura con un correo inesperado: "Voy a preparar una antología de poesía e internet y me gustaría incluir algunos de sus poemas". Encantado. Cómo no. "El único problema", añadía el antólogo en su correo, "es que debo citar textos publicados en internet: por eso necesito que abra un blog o cuelgue algunos poemas en Facebook".
   He ahí el pretexto que quizá necesitaba o andaba secretamente esperando. Pienso ahora que toda palabra es pretexto. Al final de su viaje, la palabra se volverá irreversible y ajena. La veréis quizá publicada, pero ya casi irreconocible, sacada de quicio, travestida en nuevos contextos. Aquí, de momento, será palabra súbita, escéptica, provisional asombro, herida abierta, quién sabe si afán inútil. 
   En otra habitación de la casa amontono desde hace años -bien es verdad que con creciente desidia- reflexiones y digresiones sobre textos periodísticos. En este cuarto de escritura, en cambio, me prohibiré la reflexión analítica (y periodística). Solo pretextos. Nada de análisis. Escribir por escribir. Escribir para escribir. Como en un cuaderno de notas destinado a custodiar apuntes en sucio. Sin demasiadas pretensiones. Se trata únicamente de fotografiar ideas, frases, nombres, gestos. En silencio. Al menos sin estridencias. Sin avisos en Facebook ni anuncios en Twitter. Pretextos, sin más.