He coincidido esta mañana en el supermercado con un amigo de Facebook. He fingido que no lo conocía. Por pudor, supongo. Él, que por un instante me miró a los ojos y pareció estar a punto de decir algo, ni siquiera ha necesitado fingir. Si se hubiera tratado de un seguidor de Twitter (o de alguien a quien sigo), no me habrían extrañado nuestros comportamientos. Pero era un amigo de Facebook. Yo simulé no conocerlo y él ni siquiera me conocía.
No hay comentarios :
Publicar un comentario