Mientras das nombre a los personajes, ajustas el tiempo y los espacios, engrasas la maquinaria narrativa, ensayas el tono y marcas definitivamente el punto de vista, quizá deberías seleccionar la música que habrá de acompañarte cuando escribas: es una tarea tal vez más importante que todas las anteriores.
Si dejas que alguien elija la música por ti, habrás de confiar ciegamente en esa persona.
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