martes, 24 de junio de 2014

El reencuentro

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   Se empeñaron heroica y absurdamente en luchar. Evitaban mirarse. Hablaban de cuestiones prácticas o banales: del trabajo, de los padres, de los viajes, de la vida en el pueblo, de la vida en la ciudad, de las lecturas recientes, del paseo que simulaban estar dando...
   Mientras las palabras dibujaban en el aire corazas, por el interior de sus cabezas danzaban desordenadas algunas criaturas innombrables. Piel, por ejemplo. Labios. De repente manos. "Me gusta tu barba", se atrevió a insinuar ella. "Me encanta tu olor", quiso -y no supo- responder él. Procuraron inmediatamente tomar distancia, respirar aire limpio, comportarse como era debido. Evitar tensiones. Prevenir posibles heridas. Fingían huir de sí mismos aun cuando sabían perfectamente que en realidad huían del otro. Ambos conocían el final. Una última mirada. Un levísimo roce.
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3 comentarios :

Savah dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Savah dijo...

Quizá sí huían de sí mismos al huir del otro. Un enmascarar fingiendo que finges.

Javier Mayoral dijo...

Quizá, Savah.